MOVIMIENTO ASOCIATIVO  · El Colletero 2019

EL Colletero 2019

El desarrollo rural sostenido, con empleo,

formación y equidad en Nalda y su entorno

 

 

 

 

 

 

 

Este año, como muchos desde el año 2000, la asociación El Colletero ha sido invitada  por diferentes entidades, asociaciones y universidades   a compartir sus experiencias en mesas redondas, cursos o jornadas.

 

El trabajo constante y esforzado desde el año 2000 cada vez es más valorado por muchas personas que ven una esperanza y un modelo en nuestros resultados.

 

Sin pretenderlo nos hemos convertido en un referente que ha sido reconocido tanto en  entidades   importantes como fue el premio de Naciones Unidas, a la presidenta, nuestra Floren, como el premio a mujeres rurales y excelencia del Ministerio de Agricultura en su día.

 

Pero para las personas que formamos la asociación son tan importantes esos galardones como que nos elijan en fundaciones de desarrollo como experiencia a replicar, que nos invite El Hueco a su feria de Presura, en Soria, que nos pida la UNED de León que participemos en un curso de verano, que nos inviten a las semanas culturales de barrios y pueblos o que simplemente veamos los frutos de nuestro trabajo cada día.

 

Porque lo verdaderamente importante es ofrecer alternativas a las personas y participar en un proyecto que está vivo y que tiene un equipo con ilusión y con proyectos que cada día es más numeroso.

 

Ilusión que nos viene de saber que desde el año 2000 hemos dado oportunidades de formación y empleo a cientos de personas, personas que ahora pueden leer este artículo y sentirse identificadas en él, saber que nuestros espacios está abiertos a escuchar e intentar resolver las necesidades reales de la gente, eso de veras que da mucha satisfacción. Y más, cuando sabemos que lo hacemos en pie de igualdad, que no pretendemos “ir de salvadoras”, que cuando necesitamos algo también estamos dispuestas a pedirlo. Saber que no necesitamos programas especiales para los colectivos con necesidades sino que son unas vecinas y vecinos  con problemas particulares y  que dentro de la asociación tienen un lugar de igualdad como el resto.

 

De poder mostrar que desde el año 2000 hemos creado catorce puestos de trabajo estable y que en el año ofrecemos hasta a cuarenta personas la posibilidad de participar en alguno de nuestros programas. ¡Vamos! que podríamos decir que somos, además de asociación, un tejido empresarial a tener en cuenta por los propios y los ajenos.

 

De acoger cada año a voluntariado internacional y nacional en los programas de economía solidaria y de soberanía alimentaria, recibir alumnado en prácticas de Alemania o de Francia que permite a las personas que nos visitan una formación y da oportunidades a nuestros jóvenes de participar en los intercambios.

 

O participar en un proyecto de innovación como es el de “ micorriza” que llevamos a cabo con otras entidades socias y del que se explican sus avances en este periódico.

 

Y, sobre todo, estar siempre en disposición de acompañar y proteger lo común, lo que tanto esfuerzo costó  a nuestros mayores  es un orgullo y una oportunidad para todas.

Y desde la esperanza que da esta herramienta que es nuestra asociación, cómo no, desearos y desearnos: felices fiestas.

 

 

 

Experiencias de

voluntariado y empleo

 

 

 

Vivir en Nalda como voluntaria

Blandine

 

Soy una francesa de París haciendo estudios de economía pero ahora estoy trabajando en el campo para El Colletero como voluntaria. Entonces, ¿qué ha pasado para terminar aquí?

Pues buscando una práctica en relación con el medio ambiente o el desarrollo sostenible en general  he encontrado el proyecto de El Colletero con la organización belga “Service Volontaire International” que propone diversas actividades de voluntariado en todo el mundo. No entendí completamente el proyecto y el trabajo a realizar pero mi objetivo era más de vivir una experiencia humana con sentido y los mismos valores que yo.

Entonces llegué a Nalda hace tres meses sin saber hablar español, sin otros voluntarios extranjeros como yo, en un pueblo donde todos hablan español y tan bien acogida por una estupenda asociación. Los proyectos de El Colletero son muy interesantes porque se refieren a temas y problemas importantes en un pueblo. Pues la idea de combatir el desempleo para los jóvenes y mujeres se ha desarrollado en una comunidad activa y presente. Hoy la asociación ha investigado otros temas, siempre relacionados con el pueblo, como la creación del Veraneart y la Ludoteca para los jóvenes y los niños o la tienda de El Colletero y la huerta de consumo con los valores del mercado justo. Y por supuesto, los valores de la asociación me identifican en relación a su acción positiva y mi vocación profesional. En efecto, como el Colletero al aplicar los principios de la economía social y solidaria, esta experiencia me interesa directamente porque quiero actuar para nuestro planeta y las personas que residen en él de una manera o otra. Por tanto, mi plan es el de estudiar economía como un instrumento para fomentar el desarrollo sostenible en las generaciones actuales y futuras.

Aquí estoy aprendiendo cómo funciona un proyecto con sentido, cómo se desarrolla y cuáles son los resultados. Ahora he visto sobre todo el campo, que es muy diferente a la teoría de mis estudios, pero es practicar y aprender sobre un mundo de plantitas diferente al mío. Aquí he aprendido a cuidar las plantas de una manera ecológica y a la española regando frutas y verduras, mirándolas y viéndolas crecer, quitando hierbas, recolectándolas para la cesta y aprendiendo cómo se trabaja en el campo. ¡Qué gusto cuidar y ver las plantas creciendo! Por ejemplo, las patatas, las regábamos, sacábamos las malas hierbas, capturábamos bichos y al final las sacábamos de la tierra, ¡qué satisfacción!

Estoy muy feliz de poder participar en este proyecto y de ayudar a El Colletero en su misión. Pero también soy afortunada de conocer la vida de Nalda, sus habitantes y su energía. He venido sola, sin conocer el castellano y la gente, pero finalmente me voy a marchar para volver y ver de nuevo a los Naldenses que he encontrado, que me han cuidado, con quienes he hablado, mejorando mi español, me he reído y pasado buenos tiempos que siempre voy a recordar. Resumiendo, muchas gracias a todos, ahora considero que en este estupendo pueblo está mi casa española.

 

 

 

 

 

 

 

 

Trabajar en las huertas del iregua

Víctor

 

Trabajar en las huertas del iregua es toda una experiencia, el ver cómo todas nuestras plantaciones van creciendo poco a poco y cómo finalmente se recolectan y se introducen en las cestas cada mes es muy bonito, tanto por nuestra ‘oficina’ al aire libre como por las vistas de todo el valle, pero esto no solo queda ahí sino que esta pequeña asociación llamada El Colletero tiene pequeñas semillas por todo el mundo gracias a los voluntarios que vienen a echar una mano en todas las faenas del campo.

 

Hemos tenido personas de todas nacionalidades, belgas, alemanes, franceses, estadounidenses...

Y también de toda España, pero en especial de Madrid, como los voluntarios de la universidad de Comillas que cada verano nos trae unas personas maravillosas dispuestas a ayudar en lo que haga falta y desde aquí queremos dar las gracias a todos una vez más.

 

Para mí es el segundo año consecutivo trabajando en verano con el colletero y una vez más está siendo como esperaba, cada día hay una tarea distinta que hacer, siempre realizada con cabeza y organización, ya sea plantar las verduras, regar las fincas o recolectar lo que tengamos en producción, y es esta forma de trabajo, lo que me gusta, que no hay una rutina diaria y siempre hay algo distinto que hacer. Todo esto unido al buen rollo entre los compañeros hace que trabajar en esto sea algo que quizás todo el mundo debería probar una vez en la vida.

 

 

 

 

 

 

 

Una quincena inolvidable

con el Colletero

Voluntarios universidad de Comillas

 

 

Ya desde el primer momento, cuando decidimos ir de voluntariado juntas con Comillas Solidaria, nos dimos cuenta de que nos llamaba hacerlo fuera de la ciudad. En cuanto vimos el de la organización del Colletero, nos encajó perfectamente.

 

Meses después, llegó el día en el cual llegamos a Nalda. Pese a tener muchas ganas y expectativas altas, ninguna de las dos nos imaginamos lo mucho que disfrutaríamos de nuestra estancia. Honestamente, el equilibrio entre trabajar en el campo por la mañana y conocer a la gente del pueblo, así como el pueblo en sí, no podía haber compaginado mejor. No hemos pasado ni un solo segundo aburridas.

 

Parece mentira, pero sí, sí echaremos de menos madrugar a las 6:20 para bajar al almacén con Blandine donde quedábamos con Mero, Jose, Victor, Arancha, Abderramán y Belén. Parte del encanto de nuestro voluntariado era la sorpresa de lo que nos tocaría hacer ese día. Allí aprendimos que trabajar en el campo depende mucho de los cambios meteorológicos, algo que antes de esta experiencia nunca supimos apreciar. La variedad de tareas que hemos realizado ha sido increíble: hemos contado y plantado puerros, recogido patatas, calabacines y ciruelas de la rosa, cuidado matas de tomates y hasta ayudado a desatascar un pozo. Las horas pasaban volando, y no había mejor sensación que volver con la satisfacción del trabajo realizado (bueno, eso y echarse una buena siesta después de comer).

 

Gracias a nuestra experiencia, hemos llegado a un nuevo entendimiento de la agricultura en relación tanto con la ecología como la nutrición y de la economía sostenible. La belleza del valle del Iregua también nos ha ayudado a apreciar lo  importante que es cuidar de la naturaleza que nos rodea, ya que es gracias a ella que vivimos. Pero por encima de todo, queremos agradecer a la organización del Colletero por habernos acogido como dos más, pese a tener ninguna experiencia en esta área. En particular a Raquel por habernos acogido y haber sido la mejor anfitriona que nos podíamos haber imaginado y a Fabi y Ana por habernos ayudado y guiado cuando más nos hacía falta.

 

Y así, de repente, tan pronto habíamos llegado a Nalda, así también llegó la hora de marcharnos. Se nos han pasado volando estas dos semanas en las que no hemos hecho más que aprender y disfrutar de la vida de un pueblo en compañía de personas tan generosas, simpáticas y acogedoras. Sabemos que nuestra estancia ha sido corta, pero aún así mantenemos la esperanza de que hayamos podido ayudar, aunque haya sido sólo un poco, y también de haber podido devolver parte de la amabilidad que nos habéis mostrado.

 

 

 

 

 

 

 

Sumario

Nº ———  50

Agosto 2019 • Nalda