MOVIMIENTO ASOCIATIVO  · Reas Rioja

LA PLAZA DEL PUEBLO

Lucha contra la despoblación

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alguien dijo que el cielo no es el único lugar con estrellas, refiriéndose al mar.

Mi pueblo no tiene mar, pero sí cielo, y en ese cielo de día no hay estrellas, porque las estrellas caminan por las calles y las plazas de mi pueblo y de tantos otros.

 

Hoy os hablaré de las estrellas blancas, de esas que todo pueblo quiere tener. Nosotros tenemos pero desearíamos retenerlas más tiempo, pues son indispensables para nuestra salud.

 

Así que hoy,  un día de agosto, nos acercamos a la farmacia donde  el farmacéutico, con paciencia, prudencia y amabilidad, atiende, escucha y resuelve casi, por no decir todas nuestras dudas. Nosotros tenemos las suerte de tenerla todos los días abierta, desde hace muchos años, por la mañana y por las tarde, pero hay pueblos que no tienen la misma suerte. La farmacia, la de mi pueblo, no tiene nombre, no lo necesita, pero sí tiene nombre su responsable, no lo diré, pero le agradecemos de corazón, que eligiera nuestro pueblo para abrir su farmacia.

 

Os presentamos también a esas estrellas que nos toman la tensión, nos controlan la analítica y nos curan el cuerpo y el alma. Nuestra enfermera y médico de atención primaria, las estrellas rurales que van de pueblo en pueblo, robándole tiempo al tiempo.

 

Desde la Plaza del Pueblo pedimos mejores condiciones laborales para los cuidadores de nuestra salud, para las estrellas de día que vienen a nuestros domicilios a curarnos los males del cuerpo y el alma, que a veces les falta el aliento, pues a las 12, tendrán que recorrer las calles y las plazas de otros pueblos.

 

Pedimos para ellos más tiempo para atender a sus pacientes y para  nosotros más tiempo con ellos.

Pedimos también farmacias para nuestros pueblos, no puedo pedir que sea mejor que la nuestra, pues es difícil de superarla.

 

Os hemos presentado nuestras estrellas blancas, cuéntanos si tienes en tu pueblo.

 

AMANECE EN LA PLAZA DEL PUEBLO UN LUNES DE MAYO.

 

Entre las 8 y las 9, los bares abren sus puertas, huele a café y el sol brilla, pero no calienta. Pronto, muy pronto, la plaza huele a pan y el periódico del día aparece en el estanco, en el que además de tabaco y pan puedes probar suerte con la primitiva o la lotería; no falta el saludo y la conversación y el gesto amable del que te atiende. Suena la campana de la escuela a las nueve y la plaza se llena de niños y niñas, padres y madres que tiran de sus hijos, a los que el lunes les cierra los ojos y la mochila les pesa el doble de lo habitual. La tienda de ultramarinos coloca con cuidado la fruta y la verdura de temporada, se atiende a las primeras clientas y reserva el pan del día para los más tardíos, los que llegan más tarde de las 14:30. En las estanterías puedes encontrar de casi todo y sobre todo amabilidad. La carnicería ya lleva tiempo preparando las bandejas para que puedas elegir qué carne comer hoy o preparando algún pedido ;si te toca esperar, la espera es agradable, conversación sobre los acontecimientos del fin de semana, sobre la familia, sobre el tiempo. El Comercio en el pueblo es un lujo, abre ajustando el horario a los vecinos y al tiempo, si es invierno cierra antes y si es verano alarga el horario. La escuela es vida y sus puertas están abiertas al pueblo, indispensable para que las familias se queden a vivir en él.

Estos son algunos de los servicios indispensables para vivir en los pueblos.

 

 

 

 

 

 

Sumario

Nº ———  50

Agosto 2019 • Nalda