PIANO

IN MEMORIAM

 

 

TEXTO  · Lourdes

 

 

 

Casi puedo tocar el rumor de las ovejas en la calle, las mañanas de sol en las que al oírlas, mi primo y yo corríamos para salir por delante de ellas. Eran tiempos en los que las mujeres barrían su trozo de calle y la luz del día parecía pintada por Sorolla. Piano, el pastor , era hijo de la  Teresa, “la Capitana” y de Venancio, el cestero. También puedo tocar la muerte de éste en una noche de enero en el que la nieve se había quedado a vivir. A Piano le habían cogido para amamantarlo y cuando la crianza acabó y tuvieron que dejarlo de nuevo en la inclusa, la tristeza fue tan grande que unas horas más tarde estaba otra vez, para siempre, en la Calle Celemín, en la casa de la mimbre. El cariño nos amamanta en una crianza hecha por y para el corazón. El cariño también es capitán.

 

Cuando el verano andaba cerca, los esquiladores de la sierra venían a la calle para esquilar. Mi primo y yo no perdíamos detalle. Y de vez en cuando nos dejaban intentarlo.

 

Me gustaba verle desde la ventana contar las ovejas. Una especie de silencio se instauraba en la mañana mientras su dedo iba de lana en lana. Cuando no podía dormir y  mi abuela o mi madre me decían :”pues a contar ovejas”, yo cerraba los ojos y Piano las contaba por mí.

 

Le veía mayor, como a todos los hombres que pasaban de cierta edad, pero no podía decírselo porque le sabía muy malo. Él pasó bailando los sábados de generación en generación, con su ducados en un bolsillo y su tabaco rubio y chicles para invitar a las chicas en el otro. Piano fue quinto de todo el pueblo.

 

Y contaba siempre los mismos chistes y acertijos: “la mujer del quesero, ¿qué será? Y si tuviera una tienda, ¿qué sería?

 

Como a casi todas las chicas las llamaba Mari Carmen, ayer pensé que todas las Mari Carmen se habían quedado viudas. Me crujió el corazón porque con él no solo se va un trozo de calle, sino que también se va un trozo de Club, una cadeneta en la plaza en fiestas, un kaiku, un subir al monte a buscar a Piano.

A veces le decían: “Piano, esta tarde estabas con las ovejas en tal campo”.Y él respondía:” No. Te habrá parecido”.

 

“Ha muerto Piano”, me escribieron ayer, y como la memoria también es madre de cría, me dije con los ojos empañados: “¿Piano? No. Te habrá parecido.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sumario

Nº ———  50

Agosto 2019 • Nalda