CULTURA  · Bookolia

POR AMOR AL ARTE (DE LOS LIBROS)

PEQUEÑO RESUMEN DEL MUNDO EDITORIAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dicen que los que vivimos (o intentamos vivir) de los libros lo hacemos por amor al arte. Es cierto, salvo en contados casos a los que todos en el sector aspiramos. Cuando digo todos es todos y cuando digo sector digo escritores, ilustradores, editores, incluso algún distribuidor, libreros, etc.

 

Hace unos días me propusieron escribir sobre bookolia, la editorial que fundé hace ya cuatro años y que ha ido capeando temporales de mayor o menor oleaje en todo este tiempo. Pero me gustaría hacerlo del oficio de editor, tan poético en el quehacer como prosaico y digno de los mejores equilibristas en lo económico. Y hablar también de los trabajos y oficios que hay en torno a él.

 

¿Para qué sirve un editor? Aunque suene pretencioso, fundamentalmente los editores hacen llegar a los lectores aquellos textos que creen relevantes y necesarios para la sociedad. Ahí es nada. Hay quien piensa que los editores son personas adineradas que por capricho dedican su tiempo y su dinero a hacer libros. A fe que esa gente existe, pero bien es cierto que son legión los que intentan cuadrar cuentas mes a mes, un mes y otro mes y otro mes, y quitarse de otros gastos por publicar el siguiente libro. Recuerdo que alguien me dijo hace años cuando yo era estudiante aspirante a editor que se nos quitara de la cabeza la idea romántica del editor fumando en pipa leyendo junto a la chimenea en un casoplón de montaña mientras fuera nevaba y el fuego crepitaba. Que si algún día eso llegaba (no era mi aspiración pero sonaba idílico) sería después de padecer durante un tiempo hasta hacerse un huequito en este complejo y maduro sector.

 

Pero pese a todo lo dicho en el párrafo anterior, editar es un viaje hermoso, alucinante. Por eso tanto loco lo sigue haciendo. Tienes la oportunidad de conocer creadores portentosos, de ser el primero en leer manuscritos que luego llegarán (cruzamos siempre los dedos para que así sea) a miles de personas, de crear con los autores e ilustradores, sugiriendo cambios y confrontando opiniones con ellos. Tienes también otra parte más terrenal: gestionar plazos y apremiar a los proveedores, pelear por que te hagan caso en según qué sitios, ser tu propio jefe de prensa, dedicar su tiempo a redes sociales y comunicación, lidiar con agentes editoriales, distribuidores y libreros… Todo un ecosistema donde las leyes las aprendes muchas veces a base de darte de bruces con la realidad.

 

Pero yo he venido aquí a hablar de los que intervienen en la elaboración de un libro. Y ya que he hablado de algunos de ellos en el primer párrafo, permitidme un somero repaso sobre los agentes que intervienen en la producción de un libro: desde que la idea sale de la cabeza del autor hasta que llega el libro a las manos del lector. Vamos pues:

 

1. Autor. Es el origen de todo. A veces es también ilustrador. Si el autor (o el ilustrador) tiene cierto reconocimiento es posible que la cesión de los derechos de la obra la gestione un agente editorial, que velará por los intereses de la obra del autor y se encargará de difundirla de la mejor manera posible. Es un punto intermedio entre autor y editor.

 

2. Editor. Después de crear la obra, ésta se envía a un editor, a veces a muchos hasta que se consigue publicar. Muchas veces las obras se envían y no encuentran quien le vea un interés suficiente como para apostar por ella. Pero si finalmente es que sí, una vez que el editor decide que la obra puede entrar en su catálogo se suman a la elaboración del libro otros agentes.

 

3. Abogado especializado en derecho editorial, en protección de derechos de propiedad intelectual. Interviene a la hora de firmar el contrato con el autor (si tiene agente, la propia agencia media entre editor y autor).

 

4. Una vez se firma el contrato de cesión de derechos por la obra, el original se pule, se edita, se busca ilustrador (si es necesario. Con el ilustrador ocurre lo mismo: contrato, agente, etc.). Aquí es donde interviene la figura del editor de mesa, que a veces también ejerce de corrector del libro. Esta figura suele ser externa a la editorial.

 

5. Maquetista. Con el libro ya editado y con el visto bueno del editor, se compone el libro. Se diseña y compone tanto el interior como la cubierta, se hacen diferentes pruebas y se corrigen hasta que todo está perfecto.

 

6. Impresor. Cuando la maqueta y el diseño han sido definitivamente aceptados, se envía un archivo digital (generalmente un pdf en alta resolución) a la imprenta. De allí se nos devuelve una prueba definitiva, el ferro, para que demos el OK al archivo que ellos van a imprimir. Debemos asegurarnos de que el archivo final que ellos tienen y van a imprimir es tal y como el que hemos enviado (a veces en ese tránsito ocurren cosas increíbles y no sale tal y como se espera). Es aquí también cuando se hacen pruebas de color, sobre todo cuando se publica un libro ilustrado, de fotografía o de arte. Con todo OK, se imprimen las copias que el editor haya decidido realizar, desde varios millares hasta una sola copia. El proceso debe ser el mismo y no varía en función de la cantidad de ejemplares que imprimir.

 

7. Cuando nuestros miles de libros están ya impresos se envían a distribución: unos almacenes enormes con ingentes columnas de palés. Allí se cataloga cada título antes de su comercialización (previamente desde la editorial se señalan los datos de cada libro: título, autor, páginas, fecha de publicación, tipo de encuadernación, público al que va dirigido…). En la distribuidora los libros además de almacenarse, se ponen a disposición de los libreros y las grandes cadenas comerciales del libro. Para ello un equipo de comerciales muestran los catálogos de novedades que las editoriales publicamos cada semana.

 

8. El librero. A la librería llegan cada semana los comerciales de las diferentes distribuidoras, allí muestran las novedades publicadas y estos deciden qué títulos creen que pueden tener salida para su clientela y qué libros no son adecuados. Son el vínculo último entre la idea del autor y el lector final. De ellos dependen gran parte de las esperanzas de muchos autores y editores, ya que su labor prescriptora es esencial para la difusión de nuestros títulos.

 

9. Difusión. Paralelamente a estos últimos tres puntos corre la labor de difusión. Prensa, blogs, bibliotecarios, promotores de la lectura, libreros deben saber de las novedades que llegarán la próxima temporada y para ello es esencial que sepan con suficiente antelación las novedades de las distintas editoriales.

 

Todos ellos intervienen en la elaboración de un libro y en que este llegue a las manos del lector. Aún hay más actores, pero de menor importancia. Debemos saber cuánta gente hay detrás de un libro para que comprendamos el trabajo que supone que tengas en las manos el libro que estás leyendo.

 

 

 

 

 

Sumario

Nº ———  50

Agosto 2019 • Nalda